El feedback es un poderoso mecanismo de regulación de nuestro comportamiento porque nos permite sacar provecho de la información que otras personas tienen sobre él, de nuestros aciertos y también de nuestros errores. Es una información muy valiosa en tanto que hace posible que nos podamos adaptar a nuestro entorno de trabajo y a los cambios. Sin feedback difícilmente podemos aprender y progresar.

La información contenida en los procesos de feedback puede proceder de distintas fuentes: de nuestros responsables, colaboradores/as, compañeros/as (incluidos los de otros departamentos), de nuestros clientes y proveedores… Y puede consistir en una amplia recopilación de información sobre nuestra actuación a lo largo de un periodo de trabajo (como la que se hace a través de los sistemas de evaluación del rendimiento), una charla más o menos informal en el marco de las múltiples relaciones que se establecen en el día a día, el resultado de una encuesta de satisfacción, una mirada o gesto en una reunión de trabajo…

En tanto que lleva implícita una carga evaluativa por parte de quien lo expresa, a veces no es fácil “encajar” este tipo de información para aprovechar la oportunidad de mejorar. Por otro lado, no siempre la persona que proporciona feedback lo hace tan adecuadamente como nos gustaría. Ambas cosas condicionan en gran medida nuestra disposición para escuchar en toda su extensión lo que otras personas opinan sobre nuestro comportamiento y desempeño.

Qué está en nuestra mano hacer para “encajar” mejor el feedback:

  1. Escucha por sistema: siempre se pueden sacar conclusiones útiles del impacto que producimos en los demás aunque no estés de acuerdo con ello o no sea cierto. Comprueba que están entendiendo bien la información que te dan, para ello reformula con tus palabras lo que has comprendido.
  2. Pide información descriptiva y específica, más que evaluativa, sobre lo que haces y cómo lo haces sin pasar por el filtro evaluativo de la otra persona. Ayuda a separar hechos de opiniones y/o suposiciones.
  3. Solicita opinión de cómo puedes cambiar algo si no tienes claro cómo hacerlo. Asegúrate de que está en tu mano modificar lo que te sugieren que modifiques y oriéntalo al futuro, el pasado ya no se puede cambiar.
  4. Si la manera en que te dan feedback te parece inadecuada, separa el contenido de la forma y da pistas a la otra persona acerca de cómo te agrada que te den la información.
  5. Agradece siempre que alguien te dedique tiempo y te “regale” feedback.

 

En cualquier caso, separa siempre en tu cabeza lo que haces y es percibido por otras personas de lo que eres, sobre todo para que tu autoestima no se vea dañada más de lo necesario.