El Síndrome de Burnout (también llamado simplemente «Burnout» o «síndrome del trabajador quemado») es un tipo de estrés laboral crónico. Este síndrome (del inglés «burn-out»: consumirse o agotarse) se caracteriza por un progresivo agotamiento físico y mental, una falta de motivación absoluta por las tareas que se realizan y, en especial, por importantes cambios de comportamiento en quienes lo padecen.

Suele darse con mayor frecuencia en aquellos puestos de trabajo relacionados con atención a terceros, como docentes, personal sanitario o personas que trabajan en atención al cliente.

El Burnout lleva asociado un conjunto de síntomas ligados a procesos de estrés laboral, por lo tanto, las estrategias y técnicas de intervención van encaminadas a afrontar de forma eficaz las fuentes de estrés. Para ello contamos con diferentes estrategias encaminadas a intervenir sobre aquellos aspectos que intervienen en su aparición y sobre todo en su mantenimiento.

Estas estrategias van dirigidas a tres áreas claves:

Estrategias orientadas al individuo

Las estrategias individuales se centran en dotar de recursos personales para afrontar las fuentes de estrés. En el marco de la orientación psicológica cognitiva-conductual, consideramos las siguientes:

a) Técnicas cognitivas, cuyo objetivo es que el sujeto reevalúe y reestructure su apreciación y visión sobre las situaciones estresantes o problemáticas de tal manera que pueda afrontarlas con mayor eficacia. Este tipo de técnicas se basan en que las situaciones son percibidas de manera subjetiva e individual y, por tanto, sesgada por las personas. A la hora de percibir nuestro entorno podemos cometer errores tales como atender selectivamente y/o magnificar los sucesos y hechos negativos, anticipar la aparición de acontecimientos o consecuencias negativos sin base para ello, etc. Las técnicas cognitivas van encaminadas a identificar y modificar este tipo de errores en de percepción de la realidad para poder influir en las emociones que provocan y en el comportamiento que desencadena.

b) Técnicas de desactivación fisiológica. El objetivo de este tipo de técnicas es enseñar a la persona mecanismos para controlar mediante la relajación, el aumento de la activación fisiológica y la ansiedad provocada por los estímulos estresores.

c) Técnicas de exposición o inoculación al estrés. Con estas técnicas se expone a la persona de manera gradual a los estímulos estresores para conseguir un efecto de “habituación” que le permita superar la ansiedad provocada por ellos. Esta exposición puede ser “en vivo” en el puesto de trabajo o en “imaginación” mediante visualización de imágenes. Entrenamiento en hábitos de vida saludable, tales como la realización de ejercicio físico, llevar una dieta equilibrada, para lograr un sueño reparador… ayudan a reducir los síntomas del estrés.

Estrategias orientadas al apoyo social

El objetivo de este tipo de estrategias es favorecer el desarrollo de habilidades sociales y asertivas con vistas a que el individuo sea capaz de solicitar ayuda, buscar apoyo y comprensión por parte de su entorno social, realizar y rechazar peticiones (decir “no”) en su entorno de trabajo, etc. También fomentan el desarrollo de su capacidad para hacer frente a los problemas de manera resolutiva, para priorizar y tomar decisiones más acertadas.

Estrategias orientadas a los estresores organizaciones

Muchas de las fuentes que producen Burnout se sitúan fuera del control directo de la persona afectada, es decir se encuentran en la propia organización y están vinculados a las condiciones laborales, la carga de trabajo, las relaciones funcionales y jerárquicas, etc.

La intervención en este caso tiene como objeto reducir el impacto negativo de estas fuentes de estrés mediante:

  • La reorganización o acomodación de las funciones de las personas afectas.
  • La redistribución de tareas y cargas de trabajo.
  • La mejora de las condiciones laborales que permitan también la conciliación entre la vida laboral y la vida personal (horarios, turnos, rotaciones, etc.).
  • La utilización de criterios ergonómicos en la confección de los puestos de trabajo
  • La mejora del clima laboral.
  • La prevención de otros riesgos laborales ligados a posibles accidentes o enfermedades profesionales específicos de cada sector de actividad.

 

 

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