Nuestro lenguaje del día a día nos define como personas, habla de nuestros valores, de nuestras actitudes y de cómo afrontamos las circunstancias de la vida y del trabajo.

El lenguaje que usamos también es un reflejo de nuestra visión del mundo y de nuestra propia identidad. Por este mismo motivo, puede ser utilizado para mejorar nuestra vida y nuestras relaciones en el trabajo. Un uso sistemático de un lenguaje positivo nos puede proporcionar unos resultados sorprendentes en nuestra relación con los demás, sean estos compañeros, colaboradores, clientes, proveedores…

Aquí comentamos alguna pista para reconducir nuestra forma de relacionarnos con los/las demás:

claves lenguaje positivo

Los ámbitos de aplicación del lenguaje positivo e influyente son tantos como esferas hay en la vida de cada uno de nosotros: personal (familia, amigos, tiempo de ocio, etc.) y profesional (compañeros de trabajo, clientes, colaboradores, jefes, proveedores, etc.) y también en función del contexto y los objetivos que nos marcamos en cada caso (regular el comportamiento de otras personas, vender una idea, dar “malas noticias”…).

Os invito a cambiar expresiones como: tienes que… por me gustaría que, estás equivocado… por yo tengo otro punto de vista, no me has entendido… por tal vez no me he explicado bien, no puedo… por en cuanto pueda, me extraña… por es posible. También a evitar, en la medida de lo posible: no, nunca, problema, difícil, costoso, lento, esperar, imposible… Y potenciar: si, gracias, fácil, ágil, posible, en seguida,…