Dentro de las principales funciones del cerebro están las de controlar y regular el funcionamiento de los demás centros nerviosos. En él se reciben las sensaciones y se elaboran las respuestas conscientes a dichas situaciones. Pero además, es el órgano de las facultades intelectuales (atención, memoria e inteligencia) y de la respuesta emocional.

Morfológicamente, está compuesto por dos hemisferios:

  • El hemisferio izquierdo controla las funciones lógicas, es analítico y verbal, fragmentario y secuencial. Controla la mano derecha, la habilidad numérica, el lenguaje y el pensamiento racional, la escritura y la lectura. Por eso, las personas en las que predomina este hemisferio piensan de forma analítica, tienen más facilidad para adquirir habilidades lingüísticas y matemáticas, destacan por recordar detalles, adquirir conocimientos técnicos y establecer y lograr metas. Además, suelen ser extrovertidas, expresan más emociones positivas y destacan en la actividad física.
  • El hemisferio derecho reconoce imágenes. Controla las facultades artísticas y la sensibilidad espacial. Procesa la información de manera global y simultánea. Controla la mano izquierda, la imaginación y las emociones. Este hemisferio se responsabiliza de la intuición, la creatividad y el humor. Las personas con predominio de este hemisferio a menudo son buenas aportando ideas, pueden identificar más fácilmente las metáforas y los dobles sentidos, pueden leer y expresar las emociones más fácilmente que las del hemisferio izquierdo, aunque se centran más en las emociones negativas. Una especialidad del cerebro derecho es la identificación de la posición de los objetos en el espacio, o conciencia espacial, lo que les permite destacar en aspectos creativos y en el arte.

En la mayor parte de los casos, las personas parecen tener un lado o un hemisferio «dominante» en la gestión de todas las actividades cerebrales. Parece probado que un eventual predominio de un hemisferio respecto al otro está determinado solamente por preferencias individuales y no a que una parte esté más desarrollada que otra, sino que es más utilizada.

En los aprendizajes nuevos seguimos la tendencia de emplear la parte dominante de nuestro cerebro, pero la mayoría de los procesos mentales o cognitivos comportan de base el uso conjunto de los dos hemisferios.

El cerebro humano tiene un funcionamiento similar a cualquier músculo del cuerpo y, por lo tanto, puede ser ejercitado y desarrollado para aumentar sus potencialidades. Existe siempre la posibilidad de ampliar y mejorar todas sus capacidades, igual que lo hacemos con el resto de nuestro cuerpo (por ejemplo yendo a un gimnasio varias veces en semana). En consecuencia, si queremos “cambiarnos de chaqueta cerebral” solo tenemos que esforzarnos en crear nuevas conexiones neuronales “a derecha o a izquierda”.