Construir una cultura de feedback fuerte y saludable es una prioridad porque crear una atmósfera de reconocimiento, transparencia, aprendizaje y positividad es lo más adecuado para fomentar el bienestar y el crecimiento del talento.

Para que esta cultura se implante, el feedback debe ser bidireccional y estar basado en una comunicación honesta y sincera. Solo de este modo nuestro comportamiento se orientará al desarrollo y la mejora continua. De ahí la necesidad de que todas las personas de una organización estén preparadas tanto para dar como para recibir feedback.